Tras recibir la triste noticia del fallecimiento del coronel D. Santiago Torres Gallego, quiero rendir unas palabras de homenaje y reconocimiento a un extraordinario hombre de caballos que ha dejado una huella imborrable en todos los que hemos tenido la suerte y el honor de contar con su amistad.
Santiago Torres, además de ser padre de una importante saga de grandes jinetes (Cristino +, Santiago, Chechu, Miguel y María), ha sido un gran amante y defensor de los animales en toda su extensión. Fue jinete de salto durante toda su vida activa como militar de carrera, obteniendo importantes triunfos en concursos nacionales en los que durante varias temporadas ganó numerosas pruebas con su caballo “Campanero” siempre acompañado de su perro “Rulo” y por muy poco no reaparece con su saltadora yegua “Mis Ligting” que generosamente cedió a su hijo Chechu para hacerlo un gran jinete.
También ejerció durante muchos años como Juez y Jefe de Pista (hoy diseñador de recorridos) destacando por ser uno de los pioneros en promover un cambio de mentalidad en el diseño de los recorridos de los concursos hípicos en los que se empezó a pensar en el bienestar de los caballos, en barras más ligeras, en realizar trazados mucho más lógicos y con las distancias adecuadas, fue además maestro de muchos jueces y diseñadores a los que trasmitió sus conocimientos y sus nobles valores que proyectan en el deporte hípico su enrome afecto y consideración hacia los animales.
Quizás una de las mayores aportaciones de Santiago Torres al deporte hípico ha sido la consolidación y desarrollo de la Federación Andaluza de Hípica cuya historia va insolublemente unida a su figura, y su incansable capacidad de trabajo para conseguir ilusionar a personas de prestigio que quisieran ponerse al frente de la presidencia, organizar desde la base toda la estructura federativa, formar equipos, comprar obstáculos para promover que se organicen concursos, desarrollar el uso de los ponys para la enseñanza, promovió las pruebas de promoción para la incorporación de nuevos jinetes y caballos en unos tiempos bastante complicados con dos epidemias de peste equina que dejaron durante varios años prácticamente paralizada la actividad hípica en Andalucía.
Santiago con su agradabilísima conversación y arrolladora personalidad a lo largo de su dilatada vida alrededor del caballo, ha cosechado grandes amigos con los que se habrá reencontrado como sus queridísimos Pedro Beca, Gregorio Garzón, José Luis Andrada, Carlos Millán, Manuel Cabrera, Joaquín Rivero, Benito Yñiguez, Manuel Sepúlveda, Mariano Lachica y un largo elenco de Señores con mayúscula que marcaron una época en los concursos hípicos de antaño.
También ha dejado el “Coronel” un grato recuerdo entre las generaciones jinetes más jóvenes y aficionados hípicos, siendo innumerables las anécdotas que podríamos contar de él. Sin embargo, hoy lo más importante es destacar su ejemplo de vida que nos ha dejado como buen Español, siempre alegre, soñador y con nobles sentimientos que bien pudieran resumirse en esta epístola del Quijote:
…“Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia, otros por el de la adulación servil y baja, otros por el de la hipocresía engañosa, y algunos por el de la verdadera religión; pero yo, inclinado de mi estrella, voy por la angosta senda de la caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda, pero no la honra (…) Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno.”…
D.E.P.