Analizamos los principales retos para la preparación de una candidatura electoral alternativa en una federación deportiva española
La endogamia y falta de regeneración democrática en alguna de las federaciones deportivas españolas, viene siendo un problema recurrente desde hace muchos años, dado que la vigente legislación estatal lleva décadas facilitando un sistema electoral que se ha demostrado ineficaz, favorece al presidente de federación que está en el poder y permite que se produzcan numerosas arbitrariedades, como se puede comprobar ante las innumerables denuncias que se han venido planteando con relación a los procesos electorales federativos ante el Tribunal Administrativo del Deporte.
Las elecciones a Presidente de una federación deportiva no son directas, con lo que el voto de cada federado se diluye en un alambicado sistema en el que primero hay que elegir a los miembros de la Asamblea General que a su vez estarán segmentados por los diferentes estamentos existentes (clubes, deportistas, jueces, etc…), y a su vez cada estamento se dividirá entre especialidades olímpicas y no olímpicas con lo que cualquier candidato alternativo se va a encontrar siempre con el hándicap que la vigente normativa y mecánica procedimental suele favorecer a los candidatos que ya están en el poder, ya que estos parten con la ventaja de conocer el censo, haber redactado un reglamento electoral ad hoc que les facilite una composición de la asamblea más favorable, pueden decidir si la circunscripción es estatal con lo que el voto por correo puede ser determinante y van a controlar el nombramiento de los miembros de la Junta Electoral Federativa además de todos los recursos económicos e influencia de una federación en donde en muchos de sus responsables primará el espíritu de supervivencia por conservar su puesto.
Los procesos electorales en las federaciones deportivas son coincidentes con los años olímpicos por lo que, aunque pudiera parecer que estamos en el ecuador de la legislatura y que aún faltan dos largos años para su celebración, es en este momento cuando debería comenzar la preparación de una candidatura electoral alternativa, toda vez que nos encontramos ante un proceso bastante complejo como trataré de explicar.
La preparación y elaboración del censo electoral por cada uno de los estamentos es una importantísima herramienta que suele jugar a favor de las candidaturas continuistas toda vez que, para poder formar parte del mismo, resulta obligatorio tener licencia y haber participado en competiciones oficiales al menos un año antes a la celebración de las elecciones, por lo que muchas veces se llegará tarde a este punto cuando se quiera organizar una nueva candidatura en el año electoral.
Medidas como la elección directa del presidente entre todos los federados o la limitación de mandato de los presidentes y directivos impuestas por la Ley del Deporte, serían enormemente eficaces para atajar este problema. Sin embargo, el legislador con independencia de su color político, lleva décadas mirando para otro lado en esta materia.
En el caso de la hípica, tenemos un presidente que lleva presentándose consecutivamente durante los últimos cinco procesos electorales y nada nos hace pensar que no quiera optar a un sexto mandato, con lo que cualquier candidatura alternativa debe ser consciente de arduo trabajo que tiene por delante, si quiere ganar las elecciones a la RFHE.
Conviene prestar una importante atención al reglamento electoral que elaborará la Comisión Delegada de la RFHE en los meses anteriores al inicio del proceso. En esta norma se regularán aspectos tan importantes como la creación de nuevos estamentos que cuanto más pequeño será más fácil controlar el voto de sus electores, o el reparto de los asambleístas por cada estamento y disciplina olímpica o no olímpica, pudiendo producirse situaciones de palmaria desproporcionalidad.
En las pasadas elecciones, las desigualdades eran tan evidentes que los datos hablan por si solos. Asi, en el estamento de clubes deportivos, la Federación Andaluza de Hípica ostentaba 11 miembros que equivale prácticamente al 35% de los asambleístas y sin embargo había 7 federaciones autonómicas sin ninguna representación. ¿Se imaginan un parlamento en el que no hubiera ningún diputado por más de la mitad de las circunscripciones? ¿No sería más justo que todas las federaciones tuvieran como mínimo un club en la asamblea?
Otro caballo de troya radica en la constitución de un importante número de clubes hípicos “ficticios” o “fantasmas” que ni tienen instalaciones deportivas ni tienen socios, ni aprueban cuentas etc…, con lo que en muchos casos, su única finalidad es interferir en el proceso electoral al tener el mismo derecho de voto que los clubes deportivos tradicionales.
El criterio para la distinción entre clubes olímpicos y no olímpicos también es objeto de polémica ya que, en los deportes hípicos, a diferencia de lo que ocurre en futbol, balonmano o baloncesto, generalmente los clubes no compiten al tratarse en su mayoría de competiciones individuales. Resulta por ello objetivamente desproporcionado el protagonismo de los clubes en la asamblea en detrimento de los jinetes, así como que los clubes asignados a las 3 especialidades olímpicas que no lo son, porque insistimos que los clubes no compiten, se repartan el 75% de las plazas en la Asamblea, mientras que los clubes adscritos a las 11 especialidades deportivas no olímpicas se queden con el 25% restante.
Igualmente, en una federación con 14 especialidades deportivas, parece desproporcionado que los jinetes de salto, doma o completo ostenten el 75% de las plazas y que solo haya un 25% a repartir entre las 11 especialidades deportivas restantes (no olímpicas) por lo que muchas disciplinas no tendrán un solo deportista en la Asamblea General.
Por último, la decisión sobre si la circunscripción electoral es autonómica o estatal puede resultar determinante. Cuando la circunscripción es estatal, resulta evidente que es más complicado que se produzca el voto presencial, entrando en juego el mecanismo del voto por correo el cual se ha venido demostrando que no reúne las garantías necesarias para evitar que pueda ser manipulado y que determinados equipos obtengan un elevado número de votos para su presentación por esta vía de manera fraudulenta.
En definitiva, si se pretendiera articular una candidatura electoral alternativa, sus integrantes deberán realizar un enorme esfuerzo en estudiar y analizar con sufriente antelación todas las claves que concurren en un proceso electoral federativo lo que requerirá planificar el trabajo con mucha antelación en el tiempo además de contar con sobrados medios para reunir al mejor equipo posible ya que una vez que se active el procedimiento en el año electoral, de manera soterrada e imperceptible se encontrarán que ya está todo prácticamente cocinado, resultando casi imposible que se produzcan sorpresas.